La palabra clave es oportunidad
Prepárense un cafecito, mate o cualquier brevaje que sea de su agrado y pónganse cómodos porque hoy vengo con algo de increíble actualidad.
Bienvenidos a una nueva entrega de “Show me the Money” queridísimos Welfiers.
Prepárense un cafecito, mate o cualquier brevaje que sea de su agrado y pónganse cómodos porque hoy vengo con algo de increíble actualidad.
- ¿No vas a pedir disculpas por borrarte un mes?
- Ustedes saben que siempre los llevo en mi corazón, pero han sido semanas de mucho laburo.
- Bueno te perdono, pero más te vale que lo de hoy sea bueno
- Eso quería leer. Empecemos.
“…y yo te digo que sobre esta roca edificaré mi iglesia” narra la biblia en Mateo 16:18-19, para relatarnos la base sobre la que se cimentó la cristiandad: la fe de Pedro.
Vamos a tomar este concepto fundacional para reversionarlo un poco y hablar sobre la base que usó Leonardo Cositorto para construir un imperio plagado de ilusiones y engaños: “el high life”.
Seguramente ahora te estes preguntando qué es “High Life” y porque suena tanto a videojuego de los 90 (como me mande al frente con la edad), pero antes de que salgas corriendo a googlear, acá te dejo una definición bastante acertada:
“El término High Life se refiere a vivir una vida llena de lujos, comodidades y placeres. Es una expresión que se utiliza para describir un estilo de vida opulento, que usualmente implica tener acceso a cosas caras, viajar, disfrutar de eventos exclusivos y vivir en lugares privilegiados.”
Lo repito: palabra clave es o-por-tu-ni-dad.
La oportunidad de llegar al paraíso sin pasar por el infinerno y el purgatorio. En una época donde las redes sociales se han transformado en una vidriera para mostrar una versión utópica de nosotros mismos, tener la posibilidad de acceder a todo eso es demasiado atractivo para dejarla pasar.
Pero llamar tu atención es solo una parte de la ecuación, para que la maquinaria funcione se necesita a un titiritero que sea capaz de manipular a las masas y un producto que llegue en el momento y lugar oportuno. Estas dos patas te las cuento a continuación junto con la sinopsis de “El vendedor de ilusiones: El caso Generación Zoe” (2024), el más reciende documental de Netflix escrito y dirigido por los hermanos Gueilburt.
La historia narra el ascenso y la caída de la estafa piramidal más importante que ha visto america latina: Generación Zoe. Creada en 2017 por Leonardo Cositorto, devenido vendedor ambulante carismático y ambicioso, esta plataforma ofrecía vía zoom, cursos de coaching ontológico y charlas para mejorar las habilidades blandas a los cuales se accedía por una membrecía en dólares. También contaba con un sistema de referido, que te premiaba por cada persona que llevases.
Acá es cuando largamos una mirada a cámara como Jim en The Office porque todo esto suena sospechosamente conocido.
Conforme pasaba el tiempo y la base de gente se agrandaba, el sistema se fue complejizando y ahora permitía no solo “formarte” como un potencial “lider”, sino también pagar un poco más e invertir tu dinero logrando sacarle una rentabilidad del tambores por favor 7,5% mensual en DÓLARES.
Con la llegada de la pandemia y la gente recluída en sus casas, el negocio dió una subida vertiginosa y se transformó en un imperio que contaba con más de 58 mil miembros, 65 oficinas en 17 países del mundo y un capital que algunos estiman superaba los 200 millones de dólares. Durante el 2021, Zoe había logrado un crecimeinto anual del 8.000%
Para finales de 2021 la maquinaria de Cositorto contaba con su propia cryptomoneda, un equipo de fútbol, locales de comida, bienes raíces e incluso su propia iglesia: Aviva Zoe. Con la llegada de "Zoe Broker" podían manejar capitales más grandes y estar "avalados" internacionalmente.
Parecía que no iba a detenerse nunca.
Pero, pero, PERO… de las profundidades de Twitter (yo le voy a seguir diciendo así, Elon) apareció un grupo de soldados digitales, encabezados por @BetoMendeleyev y Javier Smaldone, que desenmascararon la farsa e iniciaron una reacción en cadena que terminaría con la “Gran Estafa”.
Algo muy interesante del documental es la manera en que entreteje material de archivo, testimonios tanto de las víctimas como de perpetradores para reconstruir la historia buscando en todo momento mantener una neutralidad digna de los suizos.
Hay una decisión muy consciente de utilizar la cámara como mera observadora de los acontecimientos y tratar de mantener una postura, dentro de los márgenes de lo posible, objetiva. Y esto es muy importante porque cuando escuchamos que a alguine lo estafan, lo primero que tendemos a pensar es “cómo pudiste haber caído en esa”.
Entonces el mejor recurso que tienen los hermanos Gueilburt es mostrar sin intervenir, para no predisponer una postura en los espectadores y así podamos entender, por un lado hasta que punto Cositorto era un tremendo manipulador y por el otro como una mezcla de factores lleva a la gente a convertirse en individuos absolutamente permeables.
Se que me van a tildar de extremista, pero no paraba de pensar en Jim Jones cuando veía la película y de preguntarme hasta donde era capaz de llegar Cositorto.
Nuevamente el mal se adueña de las inversiones. Deberíamos dedicarle una entrega a todos esos personajes que se dejaron tentar por el lado oscuro de la fuerza, ¿Qué dicen ustedes?
Espero verlos en el próximo “Show me the money”.
Aguantes esas inversiones, Welfiers.
Por si necesitan más manija les dejo el tráiler 👇🏻